Buenos días,
hace mes y medio aproximadamente, recogí una oruga que estaba tranquilamente sobre la hoja de un chopo, la identifiqué como Cerura erminea, pero con dudas, y me la traje a casa pensando que ya estaría en su última fase antes de pupar y tenía curiosidad a ver qué pasaba. Cada día limpiaba el tarro de cristal donde la había metido y le proporcionaba hojas frescas de chopo. En dos ocasiones, entre los excrementos estaban las cápsulas cefálicas que supongo se desprendieron para continuar creciendo y también los dos pequeños apéndices situados a cada lado de la parte alta del cuerpo, justo antes de la cabeza y que no volvieron a crecer. Poco a poco se iba marcando la línea blanca en ambos costados del cuerpo. Una noche olvidé cerrar el frasco y cuando me levanté comprobé que la oruga no estaba. Miré por todo, esperando encontrarla, con su tamaño y llamativo color verde pensé que daría con ella, pero no. Pasaron varios días, y una mañana que caía un poco de langarra, fui a ponerme las deportivas y noté un clic bajo la suela. ¡Sorpresa! la oruga había confeccionado el capullo para pupar en la punta de una de mis zapatillas, lo despegué con cuidado con la ayuda de un cuchillo, y ahí estaba la oruga que presentaba un color como el vino tinto. La puse en una caja con la cáscara del capullo por encima y a los días la abrí para ver como estaba y ya había pupado. Ahora espero que llegue la próxima primavera para ver la polilla y certificar que efectivamente se trata de una Cerura erminea.