Pues apareció en la terraza de casa, en Altsasu. Cuando contacté con Gure Lur no hizo falta muchas explicaciones ya que enseguida supieron qué clase de paloma era. Me dijeron que hay gente que se dedica a domesticar a estas palomas como mensajeras, de hecho, se supone que en la anilla que tenía pondría alguna identificación pero no fué el caso (por si acaso luego le puse nuestro teléfono pero todavía nadie ha llamado). Nos comentaron que estaría cansada y que le diéramos de comer, descanso y de beber. Al principio no se asustaba y venía a la mano tranquilamente pero una vez que se recuperó ya no quería mucho estar con nosotros aunque, le dejamos suelta en casa y no se movía de donde se posó. Lo normal, parece ser, que vuelva de nuevo a su casa pero también existe la posibilidad de que se quede en algún palomar. Sea como fuese, lo cierto es que nadie nos ha llamado ni le hemos vuelto a ver más.
Gixane